Lo que se debe y no se debe hacer siendo un Sugar Daddy: La guía pa’ no meter las patas

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Entrar al mundo del sugar dating no es llegar y llevar. Ser sugar daddy no solo significa tener lucas, sino también saber cómo moverse, con respeto, transparencia y buena onda. Porque si querís que la experiencia sea la raja para los dos, tenís que entender que esto va mucho más allá de la billetera. Así que aquí te dejo una guía bien clarita sobre lo que tenís que hacer (y lo que mejor no hagai’) si querís ser un sugar daddy decente, no uno que dé jugo.

Como dice el dicho: “Más vale prevenir que curar, compadre.”

1. Dale al grano: sé claro con las expectativas de tiempo

No te pegís el show. Tu tiempo vale, el de ella también. Muchas sugar baby estudian, trabajan o tienen sus propios proyectos, así que no esperís que estén disponibles 24/7 pa’ ti.

Pónganse de acuerdo desde el principio: cuándo se ven, cada cuánto y por cuánto rato. Si ambos tienen clara la película, se evitan los malos ratos. Mejor todo conversado que andar adivinando.

2. No seai jote: no pensís que hay derecho a tener sexo en la primera cita

Esto es clave, loco. Si andai buscando una aventura express, mejor andai a otro lado. Aquí la cosa es otra: las sugar babe quieren un partner que les aporte, que les dé estabilidad, cariño y buena onda, no un gallo que solo quiere apurarse y chao.

Como decía la Gabriela Mistral: “El respeto al derecho ajeno es la paz.” Y acá, el respeto es lo primero. No asumai nada.

3. Habla con la firme: honestidad ante todo

No hay nada más chanta que andar con vueltas. Si sabís lo que querís, dilo tal cual. Querís compañía pa’ eventos, alguien con quien viajar, una relación más estable… sea lo que sea, ¡exprésate sin miedo!

Así filtrai al tiro a las que están en la misma parada que tú y no perdís el tiempo ni tú ni ella. Ser directo no es ser pesado, es ser eficiente. Y se agradece.

4. No desaparezcai como fantasma

Si quedaste en juntarte con ella y al final no vas a ir, avisa po’. Lo mínimo es tener la decencia de decirle que no vas a llegar. Si perdiste el interés, lo mismo: sé adulto y habla las cosas. No cuesta nada.

¿Te acordai de ese amigo que siempre llega tarde y nunca avisa? Bueno, no seai ese amigo. Sé caballero. En este tipo de relaciones, los modales importan caleta.

5. Regálale cosas porque se lo merece, no porque te las pida

Esta es la diferencia entre un sugar daddy de verdad y un “tacaño con pinta de generoso”. Si de verdad te nace mimarla, invítala a cenar, cómprale algo lindo, sorpréndela con un viaje. Que no tenga que andar pidiendo ni insinuando.

Si querís estar con alguien que te acompaña, te escucha y te alegra el día, es justo que vos también aportís a su felicidad. Y eso no se trata solo de plata, sino de detalles, de atención, de preocuparse.

En resumen, pa’ que no te pillen volando bajo

Ser un buen sugardaddy no es solo cosa de tener plata en el bolsillo. Se trata de ser buena persona, saber lo que querís y actuar con respeto. Las relaciones exitosas nacen cuando ambos están en la misma sintonía, cuando hay química, acuerdos claros y buena onda de por medio.

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